Recordemos que a veces, lo más valioso que podemos ofrecer no son soluciones, sino presencia. Estar ahí, con empatía y calma, ya es un gran paso para aliviar el malestar emocional de alguien más.
Practicar estos pasos no solo transforma los momentos difíciles, también fortalece nuestros vínculos y nos recuerda que no estamos solos.